En la actualidad, cada vez es más común ver a hombres implicados en su paternidad. A pesar de no pasar por un embarazo, para muchos de estos hombres convertirse en padres también resulta una experiencia transformadora y un punto de inflexión en sus vidas. ¿Qué efectos tiene la paternidad en la estructura del cerebro de los hombres? Un reciente estudio científico de Neurociencia desarrollado por el grupo de investigadoras “NeuroMaternal” de Madrid, en colaboración con un grupo de University of Southern California, da respuesta a esta pregunta.
Hasta la fecha, la mayor parte de las investigaciones sobre los cambios cerebrales asociados a tener hijas/os se han centrado en estudiar el cerebro de las madres durante el embarazo y tras el parto. Las hormonas del periparto como el estradiol o la oxitocina aumentan la neuroplasticidad1 del ‘circuito cerebral de conducta parental’, el cual subyace a la conducta materna y al enamoramiento que las madres suelen sentir por sus bebés al nacer. En madres primerizas, los cambios cerebrales tras el parto son tan pronunciados que un algoritmo puede diferenciar fácilmente el cerebro de una mujer que ha pasado por un embarazo del de una que no ha sido madre. Estos cambios afectan tanto a estructuras subcorticales ancestrales implicadas en el apego madre-hijo y en el estado de alerta, como a estructuras corticales clásicamente humanas encargadas de entender las necesidades del recién nacido y empatizar con él.
1 La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para responder, cambiar y adaptarse a una situación nueva mediante modificaciones estructurales del número y forma de neuronas, glía y sinapsis.
Curiosamente, el ‘circuito cerebral de conducta parental’ no sólo es sensible a las hormonas del embarazo, sino que también responde a la interacción con el bebé. Este fenómeno se conoce como plasticidad cerebral inducida por la experiencia, y es la base del aprendizaje. Este tipo de plasticidad se observa en padres implicados en la crianza, los cuales experimentan las exigencias cognitivas, físicas y emocionales del cuidado de un recién nacido sin pasar por el embarazo. La investigadora Magdalena Martínez-García, junto al resto del grupo “NeuroMaternal”, nos muestra en un reciente estudio científico cuál es la magnitud de las adaptaciones cerebrales en padres primerizos.
En el artículo en cuestión, titulado ‘First time fathers show longitudinal gray matter cortical volumen reductions: evidence from two international samples’, dos grupos de padres primerizos -uno de padres españoles y otro de padres californianos- se sometieron a dos Resonancias Magnéticas (RMs) del cerebro: una primera antes del parto de sus parejas y una segunda aproximadamente a los seis meses posparto (Figura 1). El estudio también incluía un grupo control de hombres sin hijos. Las investigadoras cuantificaron el cambio entre estas dos RMs en el volumen y grosor de la sustancia gris del cerebro 2. Los resultados del estudio indican que, a diferencia de los hombres sin hijos, los padres primerizos muestran cambios importantes en la anatomía de su cerebro. Sin embargo, estos cambios son menos pronunciados, y afectan a menos regiones cerebrales, que los provocados por los factores hormonales del embarazo. Mientras que el cerebro de madres muestra cambios generalizados, las adaptaciones cerebrales de padres afectan únicamente a regiones corticales encargadas del procesamiento visual, la atención y la empatía hacia el bebé.
2 La sustancia gris está formada predominantemente por los núcleos de las neuronas, y es donde se procesa la información cerebral.
Estos resultados ponen en evidencia que convertirse en padre también modifica visiblemente el cerebro de los hombres, aunque la magnitud y distribución de estos cambios es mucho menor que la inducida por el embarazo en madres primerizas. Las madres biológicas, que experimentan cambios hormonales drásticos durante el embarazo y parto, muestran cambios cerebrales más pronunciados y consistentes que los padres, cuya plasticidad cerebral depende de su comportamiento e implicación paternal, los cuales pueden ser muy variables. Desafortunadamente, este artículo no contaba con medidas específicas de la implicación paternal de los participantes para informar sobre la relación entre la interacción con el bebé y la plasticidad cerebral de los padres. Por suerte, Magdalena Martínez-García nos asegura que: ‘Nuestros futuros estudios contarán con variables que capten la interacción entre las madres y padres y sus hijas/os, para así poder separar de forma más precisa la plasticidad cerebral inducida por el embarazo y la inducida por la experiencia parental’.
Os animamos a estar atentas al grupo “NeuroMaternal”, enfocado desde sus inicios a entender las adaptaciones cerebrales y neuroplasticidad que acompañan principalmente a mujeres -pero también a hombres-, en todas sus transiciones vitales desde la adolescencia hasta la vejez.
Podéis leer el artículo completo en el siguiente enlace: First-time fathers show longitudinal gray matter cortical volume reductions: evidence from two international samples
Os dejamos también las redes de las investigadoras:
- Instagram: @neuro.maternal
- Twitter: @neuromaternal @MagdaMartinezG1